Me dejaste cual gaviota
volando sobre las olas
empapada en maresía
oliendo a algas mugidoras
escuchando caracolas
rezumando por mi piel
el salitre y las soledades.
Me dejaste sola y huíste
lejos, muy lejos,
donde no te importunara
ninguna incompostura mía.
Donde ni siquiera el sol
te pudiera recordar
que un día volamos juntos
ala con ala, cola con cola
en la misma travesía.
Pero no importa, sigue tu vida
que yo seguiré volando,
despacio sobre las olas
inventándome disculpas
que justifiquen tu obra
y colgando cada día
en mástiles de soledades
los recuerdos más preciados
los tesoros más divinos
esos pocos momentos felices
que entre nosotros vivimos.
Mari Carmen Martín
Marzo 2010