ALHAMBRA DE GRANADA
Ha pasado por ti la mano del tiempo
acariciando tu piel decorada.
Se puede ver su huella,
pero no ha podido borrar,
ese silencio de fondo, lejano,
detrás de esas cascadas de estrellas.
El tiempo no ha podido acallar
el sonido peculiar del canto del agua
que fluye aquí y allá
y nos trae sensaciones
que adivina nuestra alma.
Cruzando patios y palacios,
aún se puede percibir
el suave arrullo de la seda
y el leve sonido de una pisada,
que sin pretenderlo, te transporta al infinito,
donde se descorre el largo velo que separa
el hoy, del ayer, y del mañana.
Llegan nítidos los sonidos
y el aliento del pasado,
que penetran en el alma
como un grito desgarrado
que nos revelan secretos
de amantes desesperados.
Secretos ocultos en esa huella
que en la pared ha dejado
la mano del artísta,
que con paciencia indolente,
nunca conoció la prisa.
Se hizo dueño del tiempo
y aún lo tiene cautivo.
En torres, palacios, fuentes
lo podemos ver dormido.
¡Qué fácil resulta adivinar
los amoríos y tragedias
de los que estos rincones
han podido ser testigos.!
Lo pregonan al viajero,
los naranjos y arrayanes,
que musitan, entre ayes y quejidos....
¡un te quiero adormecido!
¡Alhambra de Granada!
M.C.M. (Abril 12 de 2006 en Granada)
¡¡Vuelvo a Granada!! En junio si Dios quiere... y espero volver a sentarme en los bancos de La Alhambra y volver a ensimismarme escuchando el ruido del agua, que me cantará de nuevo su canción.
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